sábado, 10 de noviembre de 2007

La cabanga, un estrés peligroso

Generalmente, cuando nos referimos al estrés lo ubicamos únicamente en lo físico. Es más, expresamos que lo que más nos afecta es el malestar muscular de la espalda, cuello, etc.

Pero también existe el estrés emocional, y es cuando los sentimientos incómodos inquietan a una persona. Estos sentimientos de inquietud, seamos o no conscientes de ellos, someten el cuerpo a cierto grado de tensión y, cuando son abundantes, afectan nuestro rendimiento físico, mental y espiritual.

Emocionalmente podemos ser afectados por muchas situaciones, tanto negativas como positivas; aclaro esto porque otra creencia es que sólo existe estrés cuando las cosas son negativas.

Veamos, ¿quién no se ha sentido afectado cuando lo ascienden de puesto?, ¿cuando le llega una buena noticia como la visita de familiares o amigos queridos, un viaje de placer, y cuando estamos enamorados, ya no se diga? Se altera el sueño, el apetito, el carácter cambia; es más amable, sonriente, distraído.

Por supuesto que es una de las época más maravillosas que uno vive, y sólo los que se han enamorado alguna vez saben de lo que estoy hablando, y esto porque es sabido que no todas las personas se enamoran.


ESTRAGOS FISIOLOGICOS

En esta época se crea una dependencia enfermiza de la persona amada, se llena de angustias si no logra verla o si no logra contactarse de alguna forma, se crean las dudas, vienen los celos, se inquieta tanto que piensa que ya lo perdió y que si esto sucede es mejor morir.

Entonces estamos hablando de una situación estresante, ¿si o no? Es tan grande el estado de ansiedad que se pasan noches de vigilia, y puede uno trasladarse de un lugar a otro sin importar la distancia ni los costos; es más, dejarse venir desde el otro lado del mundo con tal de romper la barrera.

¿Y los estragos fisiológicos que provoca este estado? ¿Recuerdan cuando miraban a su amado, cómo palpitaba el corazón?, si parece que le va a saltar a una por la boca, y las manos frías y sudorosas.

El colmo es que existen personas que se han quedado paralizadas, sin poder emprender la marcha, sin poder levantarse de la silla o sin siquiera poder proferir alguna palabra, de quedarse casi muda, desmayarse. Pareciera que estoy exagerando, ¿verdad?

Bueno, esto es el estado positivo del estar enamorado, y ¿qué me dicen cuando uno de ellos deja de estarlo, y queda uno solo enamorado? Es lo más terrible que le puede suceder a alguien, es el estado de la cabanga, que comúnmente se le llama, y que muy a la ligera se le aconseja al doliente, que “ya se le pasará, que busque otro u otra, que un clavo saca otro clavo”.

LE PUEDE SUCEDER A CUALQUIERA

Es una forma, claro está, de querer ayudarle, pero no se le da la importancia que el caso amerita: es un duelo, es un sufrir, y lo que más se quiere es desaparecer. Decía alguien: “Quisiera que existiera un elixir para olvidar”, y allí es donde muchos buscan ahogar su sufrimiento con el licor.
Ya no se diga cuando la persona amada se ha ido con otra, esto sí que es cosa seria, quien no se para fuerte, se derrumba, puede sucumbir y hacer cosas insólitas, que se hacen sólo estando bajo los efectos del enamoramiento, acabangado.


Esta persona cae en un estado depresivo difícil de entenderlo y ayudarlo, máxime cuando se desconoce o no se valora el estado enfermo en que se encuentra. La cosa es seria, y hay que darle la debida atención y tratarlo con el debido respeto que se merece.
Esto lo puede sufrir un niño, un adolescente, un adulto o un anciano, mujer u hombre, intelectual o no, de cualquier raza, país o religión.


El tratamiento para una persona en una situación como ésta es como la de cualquier otro suceso difícil, como es la pérdida de un ser querido, que es lo más doloroso que Ud. se pueda imaginar. No es cambiando de país, esto no le ayudará en nada, más bien puede agravar las cosas; no es ridiculizándolo, tampoco hablarle en mal de “su persona amada”.

El estrés es eso: una alteración en lo físico, lo espiritual, que hay que conocerlo para saberlo controlar. Es delicado y amerita ser tratado por un especialista de salud mental, un psicólogo o psiquiatra.

Mis saludos para los lectores de SALUD Y SEXUALIDAD que están pendientes de este espacio. Hasta pronto.


Lic. Ledia Gutiérrez Lanzas.
Psicóloga clínica.

Clínica Psicológica “Mente Sana”.